Hebreos 3:15 “entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.
La voz de Dios siempre está presente pero cuando una persona endurece su corazón esto podría ser un obstáculo para ya no escuchar su voz. Cuando endurecemos nuestro corazón quiere decir que nos cerramos para poder bendecir a otros.
Dios espera que nosotros mismos ablandemos nuestro corazón y seamos capaces de bendecir/dar al que lo necesite.
Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Es decir que la fe es por el oír y el “obedecer” la palabra de Dios.
Hebreos 11:6 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Es decir si no obedecemos a Dios no le agradamos y si no le agradamos, no nos hablara. La desobediencia impide que Él nos hable.
El orgullo también es un obstáculo para que también nos hable.
Salmos 138:6 “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.
La altivez es lo contrario a la humildad, a Dios le gusta hablar con el humilde no con el orgulloso.
Una persona muchas veces Dios le dice que haga algo y en eso se tiene que humillar, por ejemplo, el Faraón tenía 400 años de historia que habían tenido como esclavos a los judíos, ellos trabajaban para los egipcios y entonces aparece Moisés y le pide por medio de él que dejen libre a su pueblo al Faraón, pero él en su orgullo no le hizo caso y fue humillado con todas las plagas.
A veces Dios nos puede hablar por medio de personas que no necesariamente están en una jerarquía alta.
1 tesalonicenses 5:21 “Examinadlo todo; retened lo bueno.
Debemos retener todo lo bueno que nos digan de parte de Dios.
Cuando una palabra es verdaderamente por parte de Dios nunca irá en contra de la biblia. Una de las cosas que más impiden que escuchemos la voz de Dios son las ocupaciones y preocupaciones. Eso podría interferir el escuchar la voz de Dios. Si nuestro corazón está endurecido nunca llegará palabra de Dios, y Él sabe cómo estamos nosotros, dediquémosle un momento a Dios para escucharlo apartando todo lo que estemos haciendo o pensado.
Sin la voz de Dios no hay lugar donde podamos ir. Para poder escuchar la voz debemos dejar de ser orgullosos y estarlo buscando constantemente.